El sector de la producción animal representa un actor clave para abordar el desafío de la seguridad alimentaria y nutricional mundial ligado al incremento en la población mundial que tiene como consecuencia un aumento en la demanda de alimentos. La producción animal debe contribuir de manera eficiente a la bioeconomía generando una cadena de valor alimentaria sostenible pero el sector está siendo cuestionado por sus impactos ambientales y por el uso ineficiente de recursos.
Aunque se estima que la demanda de carne podría disminuir ligeramente en las próximas décadas en Europa, se prevé que la demanda mundial de productos animales se duplique en las próximas décadas debido al crecimiento de la población comentada anteriormente y la creciente prosperidad que lleva aparejada un mayor consumo proteico. Esto supone una gran oportunidad y un reto para el sector ganadero al tener que proveer de productos a áreas y países con un alto crecimiento demográfico que a menudo no pueden producir los productos pecuarios necesarios para su propia población en crecimiento.
En las últimas décadas, el modelo económico basado en el paradigma de extraer-producir-eliminar ha sido criticado por su insostenibilidad. Está ampliamente aceptado que este modelo ejerce efectos negativos sobre el equilibrio del ecosistema debido a la sobreexplotación de recursos y la degradación del medio ambiente.
Muchos organismos internacionales y en especial la Unión Europea están desarrollando normativas en este sentido. Así, la revisión de la Estrategia Europea de Bioeconomía de 2018, el Pacto Verde Europeo de 2020 y el Plan de acción de Economía Circular de 2020, están avanzando en la estrategia de impulsar una bioeconomía circular sostenible.
La bioeconomía abarca todos los sectores y sistemas basados en los recursos biológicos (animales, plantas, microorganismos y biomasa derivada, incluidos los residuos orgánicos), sus funciones y principios. Incluye todos los sectores de producción primaria que utilizan y producen recursos biológicos (agricultura, ganadería, pesca y acuicultura); y todos los sectores económicos e industriales que utilizan recursos y procesos biológicos para producir alimentos, piensos, bioproductos, energía y servicios. Para poder tener éxito, la bioeconomía europea debe articularse en torno a la sostenibilidad y la circularidad. Ello impulsará la renovación de las industrias, la modernización de los sistemas de producción primaria y la protección del medio ambiente, y potenciará asimismo la biodiversidad.
La creciente atención prestada por los responsables políticos, las organizaciones no gubernamentales y los académicos ha impulsado a las empresas de nutrición animal a incorporar la sostenibilidad en sus estrategias corporativas. En el sector agroalimentario se producen grandes pérdidas de alimentos y generación de residuos a lo largo de la cadena de suministro mundial, que, en 2019, totalizaron aproximadamente 1.300 millones de toneladas anuales con un costo de más de un 1 billón de dólares por año.
El incremento sostenible de la productividad de la producción animal no se puede lograr sin el uso de dietas animales sostenibles. Por lo tanto, el uso de ingredientes innovadores en las dietas para animales es crucial en los sistemas de producción ganadera y en la acuicultura donde los piensos representan el costo de producción más importante y la eficiencia se vuelve cada vez más relevante.
Fuente: Artículo de Javier Velasco-Alvarez, Engormix, 17/05/2021